Nuestra segunda mañana en L.A. la empezamos en Venice. Madrugando de nuevo gracias al jet lag que seguía muy presente decidimos poner rumbo a una de las zonas a las que le tenía más ganas.
Venice es playa y casitas de playa, es desconexión y relax, son skaters, pokés y artistas alternativos. En Venice disfrutamos de un paseo por la playa, de sus canales, de los parques de skaters y de los gimnasios al aire libre que tanto habíamos visto en las películas. Por cierto, ¿Para cuándo en España?
También disfrutamos de Larry's Venice, un local que combina comida con arte y donde tienen una amplia variedad de cervezas americanas. Fue el momento perfecto para picar algo y probar una cerveza autóctona.
Si tu idea es quedarte a comer por la zona, en Venice hay un Eggslut, famosísima cadena californiana especializada en, como por su nombre habrás adivinado, huevos.
Si tu idea es pasar un ratito, como hicimos nosotros, te recomiendo el parking de la misma playa, como en todos en Los Ángeles, es tarifa plana, pero es el más económico.
Después decidimos poner rumbo a la zona centro de Los Ángeles, el famoso Downtown L.A. Allí, además de descubrir su ayuntamiento, el palacio de justicia, el Walt Disney Music Hall (lugar donde con anterioridad entregaban los Oscar) descubrimos la zona más auténtica de la ciudad: La Calle Olvera, la calle más antigua de Los Ángeles y a partir de la cual se fundó la ciudad. En ella, vivían al principio once familias españolas.
Nada tiene que ver con Los Ángeles de Hollywood que te contaba aquí en el post con nuestro primer día de ruta por la Costa Oeste, éste es un lugar especial, tremendamente especial que a mi, personalmente, me encantó. Además, la visitamos el cuatro de mayo y aquello con la celebración del cinco de mayo, ¡era una fiesta!
De camino a visitar Chinatown paramos a conocer la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles y para terminar decidimos comer y visitar Little Tokyo, es un lugar fantástico, que nos encantó. Allí encontrarás mil y un sitios para comer sano entre tanta comida americana.
Al salir, cogimos un helado artesanal en una food truck de StickHouse Panama, que ojalá cuando estés leyendo este post siga allí, justo a la entrada de Little Tokyo porque estaban impresionantes, que nos sentamos a comer en el museo de Arte Moderno, The Broad. Era un tanto surrealista, estábamos en Los Ángeles comiéndonos un helado italiano que habíamos comprado en el barrio japonés.
Con ese surrealismo, el atardecer y cantando en el coche a todo pulmón decidimos dar por finalizado el turismo durante ese día. Estábamos agotados y al día siguiente empezaba nuestro road trip real. Para que te hagas una idea ese día no tuve fuerzas ni para cenar y dormí.... nada más y nada menos que 12 horas seguidas.
Por cierto, aquí puedes ver el coloreado look que escogí para esta jornada. Y en el canal tienes un vlog de nuestro paso por Los Ángeles, ¡no te lo pierdas y no olvides suscribirte!