Si algo tenía claro de nuestro viaje a Japón era que quería vivir la experiencia de alojarnos en un Ryokan; y tras valorar opciones decidimos hacerlo en Kyoto. Tal y como todos nuestros amigos nos decían, iba a ser Kyoto el lugar más auténtico que íbamos a visitar. Auténtico haciendo referencia a tradición. Así que en nuestro planning de tener una experiencia completa decidimos que allí nos alojaríamos en un ryokan.
El escogido fue Luck You Kyoto, que estaba muy cerca del barrio de Gion y también de la estación de tren, por lo que nos pareció una buena opción. Ahora de vuelta, tras haber vivido la experiencia, y con amigos que realizamos en el mismo ryokan, puedo asegurarte que si en algún futuro regresamos a Kyoto repetiríamos alojándonos allí.
No solamente tuvimos una experiencia auténtica de lo que implica alojarse en un ryokan, sino que además vivimos realmente todo lo que implica la amabilidad y servicio japoneses. Desde el recibimiento, a sus sonrisas, a uno de los mejores tés que he tomado en mi vida; desde sus indicaciones, a esas frases en español mal estructuradas que casi hacen que pasasemos más rato en el ryokan que descubriendo Kyoto.
Para mi alojarnos allí supuso descubrir la magia de la sencillez de una habitación práctica y funcional. Descubrir la calidez del bambú, el descanso en un futón, el abrazo de un Kimono y el sonido de los okobos (los clásicos zapatos que lleva una geisha y que debes calzarte al entrar en el ryokan dejando tu propio calzado en esa misma entrada; rutina que tras haber vivido una temporada en Finlandia tenía interiorizada, sólo que usando calcetines o zapatillas de andar en casa).
Si te apetece y no lo has visto, te dejo un vídeo de un minuto que compartí en IGTV: ¡Cómo montar un futón!